viernes, 9 de noviembre de 2012

El tercero de los puntos suspensivos


Tras los sepultureros, todo se ha envilecido. 
El silencio que ha caído sobre tu muerte y mi vida aturde más que el endemoniado grito de mil grillos. Y hoy me he propuesto corroer con ojos pútridos cada rincón de la pieza para que no queden rastros ni de nuestra soledad. 
Porque es cierto que aquí no se celebra un cumpleaños. 
Pero tampoco se ejecutará un funeral. 
Ni calas ni margaritas, ni deudos ni sobrevivientes.
Ay de quién nos halle musa para otra melodía mustia.
Ay de quién encuentre en el despojo, otra falsa inspiración.

Y eso vale también para mí.
Así pues, este será el tercero de mis puntos suspensivos, tras el once porvenir.