viernes, 31 de diciembre de 2010

Best wishes, que la felicidad los atropelle






Que la felicidad los atropelle
Que de sus vidas sean las reinas y los reyes 
Y que los días te besen
Una y mil veces que vayan y regresen
Días grises, días verdes, días con árboles
Días de exhostos y reveces...

(Aterciopelados)

martes, 28 de diciembre de 2010

Un mundo diferente al de recién II

Acá en el instante que dejó de ser, y que ahora está quietito al lado de este nuevo segundo, te encuentro. Con un parpadeo te pierdo, y en el aire nuevo que tocan mis manos, nace un mundo tan diferente al de recién. Tengo un puñado de hojas garabateadas que te reclaman, y una lista nueva de autores que memoricé para poder falsificar un momento más, tengo también un disfraz de doctora maravilla colgado en el placard esperando tu orgullo. Tengo tantos brazos para quererte hoy, y tantas ganas de ir a tomar ese café, y encima cada mañana veo nuestra mesa con sus dos sillas ingenuamente esperándonos. Y el diario que encargaste golpeó mi puerta el domingo con tanta voracidad, que voy a tener que pintarla de nuevo, quizá verde como tu ojos verde mar. Si bien el mundo que hoy nace no encuentra a quién despertar del lado izquierdo de tu cama, de la voz que dejaste en mí se caen algunas palabras gracias a tu amorosa anticipación. Y quizá sea cierto que cuando el pájaro posa su pico sobre el del pichón lo hace para alimentarlo, o tal vez no y sea como yo creo que lo hace para besarlo. Y quizá sea cierto que la mariposa vive un día, o tal vez no y sea como yo creo que ésta es la misma mariposa que vino a visitarme ayer, y anteayer…


Un mundo diferente al de recién I

Siempre quise esconderme bajo tu piel y habitarte.
Y pasé siglos así, boyando en tus sombras, tan cerca de lo que ignorás, tan lejos de tu fe.
Ahora, desde acá afuera, cuando escucho tus pasos por detrás,
puedo huirte o correr hacia vos y saltarte y hacer de tu tierra mi exilio.
Más que todo, puedo verte y visceversa. O no.
Esta paz tan virgen ya no se llama amor, y a esta melancolía de domingo no le decimos olvido. Cualquier hilo desovilla una canción, cualquier hilo desovilla un rapto.
Y estos hilos que una vez supieron atarnos las manos, son los mismos que hoy nos dan rienda suelta para tocarnos por primera vez.



sábado, 25 de diciembre de 2010

¿Adónde irá a parar el amor cuándo termina?





Me pierdo 
con la fugacidad con la que se pierde alguien en la multitud.
Me resbalo de tus dedos.
Y así descanso al fin.






jueves, 23 de diciembre de 2010

Rosas

Durante la cena mamá nos contó, como quien cuenta sólo por contar, que papá había tenido unamalanoche, que el asma nocturna que lo aquejaba lo había despertado de madrugada con un dolor nuevo. Por aquel entonces yo no sabía que el asma de papá era una señal de que el corazón le estaba descontando el tiempo. Muchos años después vine a enterarme de todo lo que pudo no ser y fue. Mamá siguió contándonos el episodio… que le costaba respirar, que el acceso no cedía, que encorvó la espalda, y puso la mano en garra sobre el pecho, y que ella asustada, no atinó a hacer nada, hasta que después porsuerte pasó…
Recuerdo cada palabra y cada gesto de esa noche:
Después de la cena fui a su habitación, me senté al borde de la cama, él de espaldas a mí trabajando en su computadora nueva. No sabía como empezar. Estuve callada unos dos o tres minutos. Quería que se diera vuelta. Que no fuese tan difícil. 
Y ese nudo en la garganta! Entonces le dije que me había asustado lo que había contado mamá, pero él todavía no se daba cuenta de lo que estaba pasando y seguía de espaldas. 
No pude contener el llanto, y él rústico como era, con las poquitas herramientas que le habían dado para querer, no comprendía. Le dije que no quería que me pasara lo que a él cuando chico, que una noche discutió con su papá y a la mañana siguiente...
Nunca entendí que clase de dios juega con la redención de un chico.
Sollocé que no quería perderlo sin que supiera cuánto lo amaba y que estaba orgullosa de ser su hija. Él me respondió que a su edad (debía tener cuarenta y pocos por fuera) todos tienen miedo de la muerte, y que uno se pregunta si hizo las cosas bien o no…
No tengas miedo papá, hiciste las cosas bien.
En ese momento, de su verde, mi amado verde, nació el mar, y me dijo que lo único que quería era que el día que le tocara partir, le repitiera esas palabras.
Dijo que así, él descansaría en paz, y se iría sin miedos.
Al día siguiente me trajo rosas.
El viernes doce de abril de 2002. 
Antes, le preguntó a mi hermana si le molestaba que me trajera sólo a mí. 





domingo, 19 de diciembre de 2010

Un favor


Un instante cerré los párpados, fue un instante nomás…
En aquellos tiempos, el pecho me pesaba enormemente,
(entiendan que no sólo la ropa pesa más cuando se moja)
Y era tanta el agua que corría dentro, que ya tenía los pies
cansados de andar y desandar, cargándome.
Te voy a hacer un favor dijiste mientras me amabas.

Un instante cerré los párpados, fue un instante nomás…
El eco de tu espalda me trajo de vuelta, y un dolor urente me sacudió,
No atiné a encontrar la herida hasta que miré hacia abajo,
y vi en la piel tu rasguño casi imperceptible.
Después fui tan ligera y tan amnésica, que la gravedad se olvidó de mí.
Un día cualquiera, volviste, y reconocí de lejos, en tus pasos,
el peso del alma que habías robado. 


miércoles, 15 de diciembre de 2010

Good morning, Isis!

Los egipcios creían que Isis, Fuerza fecundadora de la naturaleza,
sólo se daba a conocer a aquellos que nacían dos veces...

Entonces viene masomenos así:
1)Nacer  2)Andar la tragedia  3)Morir  4)Nacer  5)Vivir

(Hospital.Unamañana.Futuroscolegasyyo)

Billie, desenchufás el caloventor por favor?
Billie desenchufa el caloventor, cae un tubo de luz fluorescente, de la electricidad, el fuego.
Huyo con un muchacho, nos refugiamos juntos en el baño. Abro la ducha.
(Debe tener mi edad. ¿Qué hacía en el aula? No es un compañero. ¿Por qué huye conmigo?)
En la escuela me dijeron que dos más dos es cuatro, y que el agua apaga al fuego.
Se acaban por electrocutar todos. Física pura, no?
No fue deseo, les juro que no. Fue necesidad.
Había que matar para morir. Había que morir para nacer.
Y había que nacer de nuevo.
Años inconsciente. Despierto desnuda en aquella bañadera.
Ya no está el hombre que huyó conmigo,
ahora es lo que nunca dejó de ser, un niño de siete años.
Estuvo cuidándome. Ahora me ayuda a salir del agua. Me ayuda a vestir.
Ya no hay hospital. Ahora es un Hotel. Ya no hay colegas. Tampoco ropa.
Los nuevos dueños me cuentan que tampoco me queda familia, quizá uno, no lo sé.
    
Cuando entendí que no hubo ayer, que no habrá mañana. Todo fue esta ráfaga de luz.
Y ahora esta luciérnaga, cualquier luciérnaga, ilumina tanto o más que el sol.

martes, 14 de diciembre de 2010

El viejo



El viejo, por nada, se encolerizaba, y andaba asustando niños por ahí.
Se sentaba en los portones de los monoblocks venidos a menos y perdía su mirada en la plaza central, donde sólo quedaban restos de lo que en algún tiempo pudieron ser juegos de parque, ahora rotos y con más óxido que pintura descascarada. 
Como dije, muchos niños le temían, sin embargo había momentos en que no: 
cuando lo encontraban hablando solo. Departía, quién sabe con quién, de historia, de sucesos políticos, sociales o deportivos de los que nadie tenía registro; pero nunca lo oyeron hablar de su familia. Muchos dicen que la tuvo y la perdió.
Esto fácilmente debía adjudicarse a sus malos modos, a su adicción por la bebida, o al menos eso creían los jóvenes, pero los vecinos más antiguos lo negaban.
Decían que sus vicios y su carácter feroz habían venido despuesde.
Pero en los momentos en que desplegaba el anecdotario, los niños se sentaban a sus pies y lo escuchaban con atención.
El barrio guardaba aún respeto por los viejos y por los locos.
Aunque, en el fuero interno, lo que generaba el viejo era una extraña mezcla de admiración y burla, de lo cual él si quiera se percataba.
Nadie sabía su nombre.
Era triste verlo, de vez en vez, silbando majestuosamente algún tango, y descubrir que de sus ojos verde mar ya embolsados, caían tímidamente lágrimas inadvertidas.
Y él alzaba la vista al cielo, y entonces los ojos se le ennegrecían.  
Pobre viejo. Pobre viejo, tan solo...
Los domingos por la tarde no se sabía adónde escapaba, ni dónde se escondía. 
Sólo las palomas guardaban el secreto.Y él, reclinado sobre las tres lápidas, se aferraba con fuerza a la tierra, hundiendo los dedos en el barro que traía su propio Rocío, y gemía de dolor con su vozarrón grave y corpóreo.
Dicen que envejeció de golpe: el pelo se le tiñó de gris, lo mismo que sus bigotes.
El cuerpo se le cansó y ya no anduvo derecho sino encorvado.
Nadie sabía con exactitud su edad. Quizá habrían pasado veinte años o algunos meses.
Una mañana de otoño, lo encontraron muerto al fin en la puerta de la que fuera su casa en la infancia. En la pared había un grafito escrito con letra de niño travieso... Félix decía.   

¿O fue al revés?


sábado, 11 de diciembre de 2010

Como recién nacida

 
En el recién nacido universo para dos,
Yo también soy recién nacida,
No dejo de comenzar.
Y cada palabra, cada silencio, es lenguaje nuevo
Que de a poco comienza a significar.
Con vos se diluyen las viejas fórmulas,
Y no hay nada que evocar, ni con qué protegerse.
En esta nueva intimidad tan intimidante,
nosotros desnudos de luces y sombras,
Sin motivos para humedecer la boca
con gusto a porqués y sal,
Sin muelles perdidos a donde correr,
Sin más piel que la del alma…
Un instante nomás antes de la partida,
un instante impalpable en el cual
las distancias con las que llegamos se desvanecen.
En el recién nacido universo para dos,
Yo también soy recién nacida,
Y tus colores, texturas y olores
Del suelo al cielo, todo lo van llenando…

Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas (P. Neruda)



viernes, 10 de diciembre de 2010

La foto más hermosa del mundo

  

Mi nena chiquita, sin bálsamos que la consuelen, 
sueña despertar para ser ave y volar a la nube aquella donde le dijeron que fue papá.
Y hoy hay sol y no hay nubes en el cielo! Está celeste y limpito, y a todos les gusta más así, pero ella se enoja porque no está la nube de papá, y no sabe adónde volar.

Pero mamá, no entiendo. ¿A la noche dónde duerme? Si la nube se va!
En una estrella, amor, en una estrella.

Y entonces la nena se queda pensando, frunce el ceño, es complicado pero...
en un instante abre muy grandes los ojos, como quien acaba de resolver un enigma,
y pregunta: Tío, me prestás la escalera un ratito?

jueves, 9 de diciembre de 2010

Amor porvenir


















Quizá sea mi nombre.
Mi nombre que huele a lluvia, que sabe a tierra mojada,  
que repica como gotas pero suena siempre a nostalgia…
Pero a vos te gustó.
Y te dormiste arrullado por mi lluvia que llamaste perfume,
y en vez de tierra mojada, nacieron sábanas
que nos desnudaban  más de lo que nos cubrían,
No lo sabíamos todavía.
A vos mi nombre te gustó,
y las gotas repicaron con el tempo exacto
y tu cristal se quebró,
y te derramaste en mí, y yo bebí de vos,
creyendo que esta vez el mar 
no iba a alejarse de los pies de mi alma,
que siempre íbamos a ser orilla.
y entonces pensé quizá sí
y yo que nunca supe elegir los duelos!
O que nunca pude elegirlos…
Pensé que esta vez no iba a haber porqué doler,
sabía tan distinto,
tan a vez primera y a primera vista,  
Sabía a amor por venir.
Los dos lo vimos,
Los dos lo vemos…

Pero bajo la mirada, y sólo queda la espuma de sal. 


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Escépticos, abstenerse.

 
Donald Winnicott, pediatra y psicoanalista inglés, vio cómo los bebés morían en los hospitales de guerra, a pesar del abrigo y alimento. Les faltaba algo.  
Era ese Otro que viene a tocarnos, a nombrarnos, a recortar con palabras de miel cada centímetro de nuestro cuerpo y a darle un sentido, a arrullarnos en su vaivén de mecedora hecha de brazos ansiosos por nuestra piel.

Los neonatólogos desconocen el fundamento (entre las cunas, la mera gravedad hace caer las explicaciones, y los besos a escondidas se apoderan del momento) pero cuando nacen hermanos, y uno de ellos muy enfermo deja a la ciencia desnuda, sin más tubitos y líqudos de colores que lo salven, hay que ponerlos juntos en la incubadora…
Es el fenómeno de la cuna compartida. 


Del amor se nace, por amor se vive, y sin amor se muere.
Tu amor me salva todos los días, a cada instante papá.

martes, 7 de diciembre de 2010

Rompe-cabezas





Me canso de preguntarte:
Y esta pieza donde va?
Pero nunca respondes.

Y yo entre las miles de caras de este rompecabezas,
arreglando sola
lo que vos solo rompes.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Contamos las estrellas?


Y si nos olvidamos que un día cualquiera, un tal galileo puso a girar el trompo?
De chiquita creía que podía hacer crecer el pasto tan sólo con tocarlo, vos también?
Ya me aburrí… y si mejor contamos las estrellas?
Una vez llegué a las setescientas treinta y nueve.
O nos paramos al borde de ese precipicio y saltamos?
Total la cama siempre nos amortigua!
Podemos sino correr hasta aquel muelle, y una vez en la meta, zambullirnos en el mar, a festejar nuestro triunfo, sin pensar que si el frío que si el aguaviva…
No era más lindo ignorar que el mes tiene 30 días para vos, y algunos menos para mí?
Éramos tan iguales que, si no hubiera sido porque un día los grandes nos pusieron frente al espejo para enseñarnos que yo soy yo, y vos sos vos,  quizá hoy seguiríamos cazando mariposas: vos para disecarlas, yo para usarlas de modelos en mi próxima obra de arte.
Por qué no hacemos una espada con aquellas maderitas? 
Me gusta el cuento de piratas que nos inventó tu papá… 
Eso sí, después jugamos a los esposos, sino no vale!
Además, tengo muñeca nueva, te la mostré? Se llama Clara.

Ah, no querés? Entiendo, te da vergüenza.

Ufa! Nos llama la abuela, ya está la comida.


viernes, 3 de diciembre de 2010

En tu nombre








No ha amanecido
por cien madrugadas,
ya casi no escribo,
ya casi no hay nada.
Deambulo en desvelo,
desnuda, cansada...







Como aturde este silencio que has dejado en mi cabeza,
como en cambio, tus promesas ya no las logro escuchar.
Como inunda este vacío cada rincón de la pieza,
donde ya no quedan restos ni de nuestra soledad.
Cómo son las tempestades, tan humanas y terrestres,
que en este cuarto ha llovido desde que ya no estás.
Y cuando vuelvo a los espejos, es sólo para no verte,
pero siempre tu reflejo llega a tiempo de estallarlos.
Y así, húmeda la piel del barro, herida el alma de vos,
Ya no hay sueño para tres, mucho menos para dos.
Para qué chocar las copas si la tuya trae veneno,
mejor beberse la sangre, mejor prenderse del suelo,
huirte en vez de esperarte, caer de cara en la tierra,
desgarrar del alma a la piel, todo lo que un día tocaste,
y finalmente parir las mil y un ficciones que armaste. 

No hay lugar para jazmines, hartos de disculparse en silencio y en tu nombre.




  

lunes, 29 de noviembre de 2010

De cómo era…

A veces sentimos que algo es tan maravilloso, que no podemos entender como no todos sienten igual, y creemos -erróneamente- que debe ser porque lo desconocen... 


Amaba su barrio, y cada rincón era anécdota e infancia, pero una infancia huérfana, sin zapatitos nuevos ni capitán piluso sino a través de la ventana de algún chico más afortunado que él. Amaba a su padre más que a nadie, y nunca se perdonó no habérselo dicho a tiempo, pero se redimía hablándonos de él. Ya no lloraba, pero el verde mar de sus ojos se ennegrecía al perderse en aquellos años cincuenta y pocos. Hoy soy yo la que se redime entre la tinta, y la que nubla su cielo con un nombre. Vernos crecer le dolía, aunque no nos lo dijera. Estar lejos nuestro significaba estar solo, y él odiaba la soledad. Lo entristecía perderse los detalles más irrelevantes. Él quería verlo todo, pero no podía. Por eso no quería que llegase el domingo, augurando su pronta partida. Amaba la buena comida, como sólo se disfrutan las cosas que alguna vez nos hicieron mucha falta. No podía controlar su carácter y los nervios no le permitían dejar de fumar. Renegaba cada vez que me veía descalza abriendo la heladera. Amaba las películas épicas y las bandas sonoras imponentes. Le encantaba que leyera libros de aventuras porque veía en ellos toda la inocencia e ilusión de los chicos, y así lograba mantenerme guardada entre sus capullos de algodón donde él podía jugar a ser niño por primera vez. Aunque los años se esforzaran por contradecirlo, éramos nenas a sus ojos. Sabía que no moriría durmiendo en su cama, porque su vida nunca había sido ni sería tan simple, tenía que hacer mucho ruido, gritar entre tantos sordos. Para mí era fácil abrir la ventana de su mundo, porque es tan fácil mirar hacia adentro... Sé como te dolía verme llorar. Perdón.



sábado, 27 de noviembre de 2010

Cada cual tiene sus estrellas

Cada cual tiene sus estrellas -comentó Klingsor, dejando caer las palabras-
Yo sólo creo en una cosa: el ocaso.
Viajamos en un carruaje sobre el abismo, y los caballos se han espantado.
Nos hallamos en el ocaso, todos.
Tenemos que morir, tenemos que nacer de nuevo.
Ha llegado el momento del gran viaje.

(Herman Hesse)


jueves, 25 de noviembre de 2010

Fiebre


Quiero correr despojándome de las ataduras, dije?
Corrijo: menos de las que me unen a vos.
Quiero creer que nos pertenecemos.
Quiero pensar que cuando te alejas, te llevas el verde temor de mi mirada cuando se olvida los disfraces y el disimulo, o quizá los siete velos, o mi nostalgia de un 3 de marzo.
Pero la verdad es que el tiempo nunca está para nosotros.
Vagamos por caminos paralelos, sin alcanzar ninguna encrucijada.
Nacimos semejantes pero vivimos tan distintos, tan al revés.
Somos búhos y alondras.

Quizá si aprendiera a caminar de manos, podría ver las cosas desde tu perspectiva.
Pero ¿de qué serviría? Nada nos hace dos.  

Entonces elegiría no nacer de tu mano ni ver apagar las luces del mundo cuando te vas…
No usar más el tiempo condicional, y que todo sea simple o perfecto.
Pero estás en cada grado de esta fiebre que padezco,
Y cuando baje la temperatura, todo habrá sido delirio.


lunes, 22 de noviembre de 2010

Técnica Fallida



Me desperté alrededor de las 9:30. 
Cuando comienza el año, me ducho por la mañana antes de desayunar y salir a la calle.
Costumbre que pierdo cuando llega Abril. 
Pero para entonces, 3 de marzo, mi hábito seguía intacto, y no había nada de distinto aquel día. Excepto porque, una vez fuera, era yo la única persona que no lucía máscara veneciana. Extraño. No estábamos en carnaval...

Entonces me di cuenta: estaba soñando.
Recordé un documental que hablaba de la vida y la muerte como dos mundos oníricos idénticos, con la ¿mínima? diferencia de que del segundo no podemos despertar.
Busqué alguna luz que prender.
¡No hay en la calle luces que uno pueda prender!

¡Vaya técnica para saber si seguimos vivos!


sábado, 20 de noviembre de 2010

Galope de la memoria


Era infinito el atardecer, como infinito el galope de la memoria.
La puesta de sol sobre los huesos.
Dejo caer con ella, la nostalgia de lo que fue.
Corriendo por el prado, despojándome de todo:
de las ropas
del pasado
de sus cicatrices y ataduras.
Húmeda la sonrisa.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Déjà Vu


Una psicóloga amiga, una vez escribió: Estamos educados para entender el amor como proximidad, y las distancias se nos vuelven esferas asfixiantes. Claro está que este concepto de amor tan limitado excluye dos realidades, la intimidad y la muerte.

Ausencia
(Escrito en 2002, corregidas las fechas en 2010)

Apegada al padre como pocas veces he visto, la niña dormía acunada por el miedo de un futuro que creyó cercano, y habría de llegar un lejano marzo. Niña de tez blanca y grandes ojos verdes, meciéndose en los vaivenes de un humo que no era suyo, amparó su alma en la sombra de un árbol ya caído.
Demasiada es la soledad que deja tanto amor.
Y a veces negar la memoria es tan fácil!

Pero el sol trajo consigo aquel invierno que olvidase un día: su padre había muerto.
¡¿Quién había muerto entonces hacía más de ocho años?!
No, no podía ser su padre. 
Quizá hubiese fallecido un hombre más de los tantos que sucumben segundo tras segundo.
No, no podía ser su padre. 
Ella ya lo había velado; debía ser una confusión, un error de los registros que todavía creen poder decirnos cuándo y cómo perdemos a los otros.
Indiferente al suceso, ya que nadie presta atención a cosas que no son ciertas, despertó la mañana siguiente viviendo la vida que interrumpiese aquel llamado telefónico inútil. Se dirigió al hospital, tal como habían indicado los mandatos supremos. 
(No más Ello, no más juego, no más plaza ni hamacas, no más Borges, no más nada)
Pero equivocó a voluntad inconsciente el rumbo, y fue a casa de su Madre, cosa que había dejado de hacer hacía entonces varios años… ocho aproximadamente. 
Aún teniendo llaves del departamento, llamó al timbre (nunca había dejado de sentirse una extraña en la casa materna) y se asustó al ver a aquella mujer, cuando salió a su encuentro, vestida de negro.
¿Qué habría ocurrido para que actuase de ese modo?
Papá falleció hace más de ocho años! Se decía una y otra vez.

Concurrir a aquel funeral no la confundió ni alteró en lo más mínimo; hacía rato ya que había comprendido las ficciones de la realidad. Fue simplemente para burlarse de aquel espectáculo montado por la vida para contradecir sus decisiones pasadas, a regocijarse de la victoria de su homicidio. 
Como era hija de abogados, pensó: las causas expiran.
Y entre los pañuelos, los gemidos y el falso luto, entre risas, susurró…“Tarde”.

martes, 16 de noviembre de 2010

Subibaja


En tardes como ésta,
que se parecen al tiempo de nuestro tiempo,
cuando trato de correr mar adentro de mi nostalgia, de mi infancia,
y me hago pequeña,
antes de que el subibaja me devuelva al polvo
creo que si estiro un poco los dedos puedo tocarte.
Quiero vivir en ese instante,
Quiero morir en ese instante.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Sobre shanti nilaya


Shanti Nilaya significa puerto de paz final en sánscrito, lengua de la India.
Shanti Nilaya sos vos mi portuga, el final del muelle.  
El cielo no es más que el espacio donde se mueven los astros.
Las nubes son gotas de agua sobre polvo atmosférico.

¿Dónde está entonces el oasis a tu sed de aire?

Donde sea que estés caminando los días de tu media vida, feliz cumpleaños.