sábado, 18 de mayo de 2019

Les niñes expiatories


Escribir todos los días
Aunque no sepamos que decir
Escribir como respirar
Como forma de vida
Hoy me dispongo a buscarlxs
Donde estén
No se quienes son
Bah… sí sé
Muero por encontrarlxs
Se que están ahí
Siento sus presencias en la casa
Las siento desde chica
Y no es esquizofrenia
Ni el efecto del humo
Se que no están felices
Y necesito encontrarlxs
Escribirlxs
Y dejarlxs partir
Empezar otra vez
La historia del huérfano y la hija de la ciega
O la historia de la nena que un día dejo de ver
Y del nene con los ojos mas grandes del mundo
Ojos como agujeros
Ojos como Julios


miércoles, 15 de mayo de 2019

Yomimeconmigo

Yo me hago feliz
Yo me hago triste
Yo me hago fuega
Yo me hago pañuelo
Yo me hago tromba
Yo me hago nido
Yo me hago tierra
Yo me hago barro
Yo me hago charco
Yo me evaporo
Yo me condenso
Y cuando todxs creen que voy a llover
Yo me hago desaparecer

Productividades de días #libres


-        -  No te metas ahí. Es para doler.
Mi mamá era una mamá bella y cansada de cansancios muertos, y era una mamá ansiosa  de tantas esperas muertas, y era una mamá consejera de otras aleanas muertas. Mucho lo había heredado de su papá, otre con el cuero golpeado. Aunque me parece que mamá se había nacido a ella misma como decía siempre, robando.
Sobre todo era mamá especial. Era tan cariñosa conmigo pero de formas tan inusuales: me hablaba un montón, desde muy chiquito y yo recuerdo sus voces y sus toses de fumadora muerta, sin entender nada el contenido. Tiempo después me habría de blanquear que esas charlas muchas veces eran clases de ética, poemas aprendidos de memoria y entre golpes, canciones de la trova latinoamericana, relatos de héroes buenos. Y me cantaba un montón.
-    - Yo sabía que no me entendías deltodo hijo, pero mi intención no era que aprendieras el nombre de Ernesto, sino que oyeras hablar del bien. Sembrarte semillas llenas de libertades y de amores polimorfos, para que no te dejaras llenar de mandatos y de coacciones externas que después a la larga devienen en internas y ahí sí que cagaste jotita, cuando llegas al punto de ni saber si lo que crees que querés es realmente tu deseo o lo que te convencieron que debías desear.

jueves, 4 de abril de 2019

PARTE (B)


Pero estabas vos para patriarcarme. Porque él(M) también, por supuesto, se fue. Recién leyendo las cosas que escribí en mi vida catártica de autora frustrada, encontré una carta que le hice a papá en el 2002. Hace 17 años. A mis 14. El viernes 12 de Abril de 2002, papá me trajo rosas porque nos habíamos dado cuenta los dos, que se iba a morir. Y habíamos hecho la paz. El miércoles 12 de Abril de 2017 me desperté con parestesias en la mano izquierda. Vos eras zurdo, papá. Al mes, ya me estaban diagnosticando dos hernias cervicales C5-C6, C6-C7 con extrusión medular. No podría describirte el dolor de las fulguraciones neuropáticas aquellas. Lloraba a los gritos pateando la puerta del baño. Con Sebastián ocupándose de Juanito fuera. Porque, claro, como no podía ser de otra manera, yo no podía ser MADRE. No podía ser madre desde el día que vos y yo nos habíamos dado cuenta que te ibas a morir. Porque al irte vos, yo me quedaba sin madre. Ahora que reparo en las fechas pienso… cuanta mugre dormía en tu sombra. Ahora me toca empezar de cero, de nuevo todo. Los lazos que me ataban a aquella dinámica monstruosa de ser feliz en el dolor, tenían que romperse, al fin. Por eso no puedo odiarte. Porque te estoy tan agradecida. Me sacaste el grillete. Me empujaste y me dijiste “dale nena, anda, vos podes más que esto” … No puedo amarte más. En todos los sentidos de esa expresión. No voy a amarte más (no ejerceré la acción de amarte) ni voy a poder amarte más (de lo que ya te amé y amo en este momento). Pero ahora me toca amar el amor. Ya fui adoratriz ejemplar del dolor. Ahora me toca hacer de la terraza una réplica del patio aquel que sabes que tanto me gusta. Ahora me toca ir a Puán a estudiar Letras. Ahora me toca dormir.  

PARTE (A)

Desde que te fuiste, ando reflexiva. No me sale dibujar las letras. Ni escribo marginalias. No leo. Pero pienso, más sin intención que otra cosa. Pero no pienso en vos. Pienso en mí. Pienso en mi papá. En su muerte tan temprana para mí, y tan tardía para él. Pienso en el antes de papámuerto. Pienso en los gritos. No los escucho. Perdí el don con los años. Ensordecí. Pero el recuerdo de los gritos no se va. Estuvo doce años dormido en tu sombra. Ahora que me das la espalda, todo lo que escondiste de mí, se vuelve tierra de lombrices en mis manos. Pienso en mamá. En su desprotección colectiva. Pienso en la noche que él le levantó la mano, de pie, sobre la mesa de aquella casa maléfica que alquilaron en la costa. Pienso en el llanto de ella, y la cara de vergüenza y terror. Quiero creer que fue, al menos, por nosotras. Sino era por ella, al menos que fuera por nosotras. A los 9 años, cuando tu número mágico ERA el 9, todo el horror se desplegaba sobre la mesa. Y encerradas las tres, yo le juraba que algún día iba a crecer lo suficiente como para ganar la plata que la pudiera sacar de ahí. Y ella lloraba temblorosa. Haciendo mueca de llanto reprimido pero rebalsada de lágrimas. Pienso en cuántas más habría dentro, para que las de afuera no fueran suficientes. Pero la recuerdo fría. Tampoco para odiarla por su frialdad. Intenté entenderlos. Me enviaron largas horas al diván para que los entendiera. Para que los excusara. Y lo hice hasta que te fuiste. Pero con el golpe de la puerta, el péndulo se corrió. O mis ojos parpadearon y el hechizo se acabó. Los vi a todxs. Desprotegiéndome. Y entonces, la vi a ella(m). Tratando de respetar tu idioma musical. Solo para entendidos. Ella(m) también. Que fiaca! Ella(m) también me desprotegió. Y ya no había quien me adoctrinara a excusar. Empecé a odiarlos. A todxs. Opte por la literal inanición para desaparecer de aquel lugar. Casi casi lo logró. El día que él murió también lo intenté. Lo pensé. Pensé encima de todo, se muere él.  Y me deja con ellas. 

miércoles, 16 de enero de 2019

Carta a la señora mayor que empujaba un changuito con verdura el 3 de Marzo de 2010


Llovía
Mas por dentro que por fuera
Y llovió durante mucho tiempo, aunque el pronóstico se empecinara en mentir
Papa había muerto
Así de repente
Sin avisos ni treguas
Sin adioses ni disculpas
Murió más rápido que lo que tardo en decirlo
Bajé a la entrada del edificio y me senté a llover
Con relámpagos y granizo
Una señora mayor empujaba un changuito con verdura
Yo tenía 22 años
No llegaba (ni llegare) al metro sesenta
No pesaba más de 50 kilos
La señora se sentó conmigo
Y me hizo un paraguas de abrazos
No sé si alguna vez alguien me abrazó tan fuerte como aquella señora mayor que empujaba un changuito con verdura
Le debo la vida
Porque ella, y nadie más, me rescató de morir ahogada en mi propia sal.

Para VOS estas palabras
Mi amor y agradecimiento eternos por haberme salvado, en todas las formas posibles que alguien puede ser salvado