viernes, 30 de marzo de 2012

Esencias


Habían pasado pocas horas desde que había olido mi último bebé del día. 
Extrañándolos, me preguntaba a que huelen, como podría explicarle a algún anósmico su perfume sin nombrarlos.
Y como siempre me pasa en los momentos donde las palabras importan, me quedé sin y acabé recurriendo a mi más sabio sentidor que supo darme la definición más certera y hermosa: 
Algodón… 
Algodón y durazno me dijo.