martes, 20 de marzo de 2012

Maravillas de Kundera

Soledad: dulce ausencia de miradas. En cierta ocasión sus dos colegas se enfermaron y ella trabajó dos semanas sola en el despacho. Comprobó con sorpresa que por la noche estaba mucho menos cansada. Supo desde entonces que las miradas son como una carga que te aplasta por el suelo, o como besos que te absorben la fuerza; que las arrugas que surcan el rostro han sido grabadas por el estilete de las miradas