lunes, 7 de febrero de 2011

Causa & efecto

Tuve que verlo. Más por karma que por casualidad.
Él estaba ahí sentado, arrojando piedras.
Cada tanto se levantaba, embravecido y frustrado, caminaba la orilla sin alejarse demasiado como quien teme perder algo infinitamente preciado, inspeccionaba en cuclillas el verde hasta tomar con las dos manos cualquier elemento inerte, y volvía a sentarse en el mismo lugar. Arrojaba la piedra y en una milésima de segundo lo oía vociferar su fracaso. Supe, luego de clavarme todas sus espinas en los pies, que lo que tanto temía perder era el metro cuadrado donde respiraba sin tener que compartir el oxígeno, y que estaba satisfecho en su miseria.
¿Cuánto tiempo pasé viéndolo arrojar piedras? 
¿La insana repetición del acto me habrá hipnotizado? No, no creo. Él estaba ahí sentado, y yo ahí parada, porque también había echado raíces, a causa del pánico, en mi metro cuadrado. 


Es difícil describir el vértigo que se siente cuando un paso en la llanura hace la diferencia entre la existencia y el abismo, cuando la voz se perpetúa muda en el arresto domiciliario del peor juez. Traté de explicarle que lo que nos imantaba no era la afinidad sino la carencia, que teníamos la misma sed de aire, y la misma sutura autoimpuesta en los labios. Pero él no me escuchó, tan absorto en su vaivén. Verlo era como mirar un péndulo, primero la piedra, después el grito, otra vez la piedra, nuevamente el grito. 
Entonces olvidé lo que había comprendido y como no tenía otra cosa que hacer más que sangrar y observarlo, conté los segundos que tardaba en ir de un extremo al otro, porque fiel a la verdad no era una milésima sino treinta y seis. Y supe, luego de clavarme todas sus espinas en los pies, que lo que odiaba, lo que lo desquiciaba, eran las ondas que desprendía su piedra al golpear el agua. Los cobardes actúan por inercia absurda, sin la más mínima coherencia, y detestan los efectos, los daños colaterales. 
¡Cuántas veces he tildado de egoísmo lo que en realidad es pavura!

En fin, la ley de acción y reacción no es para todos.