Un instante cerré los párpados, fue un instante nomás…
En aquellos tiempos, el pecho me pesaba enormemente,
(entiendan que no sólo la ropa pesa más cuando se moja)
Y era tanta el agua que corría dentro, que ya tenía los pies
cansados de andar y desandar, cargándome.
Te voy a hacer un favor dijiste mientras me amabas.
Un instante cerré los párpados, fue un instante nomás…
El eco de tu espalda me trajo de vuelta, y un dolor urente me sacudió,
No atiné a encontrar la herida hasta que miré hacia abajo,
y vi en la piel tu rasguño casi imperceptible.
Después fui tan ligera y tan amnésica, que la gravedad se olvidó de mí.
Un día cualquiera, volviste, y reconocí de lejos, en tus pasos,
el peso del alma que habías robado.