martes, 28 de diciembre de 2010

Un mundo diferente al de recién I

Siempre quise esconderme bajo tu piel y habitarte.
Y pasé siglos así, boyando en tus sombras, tan cerca de lo que ignorás, tan lejos de tu fe.
Ahora, desde acá afuera, cuando escucho tus pasos por detrás,
puedo huirte o correr hacia vos y saltarte y hacer de tu tierra mi exilio.
Más que todo, puedo verte y visceversa. O no.
Esta paz tan virgen ya no se llama amor, y a esta melancolía de domingo no le decimos olvido. Cualquier hilo desovilla una canción, cualquier hilo desovilla un rapto.
Y estos hilos que una vez supieron atarnos las manos, son los mismos que hoy nos dan rienda suelta para tocarnos por primera vez.